Perspectivas de género y discursos de odio de estudiantes a través de la mirada del profesorado chileno. Un estudio de caso

Abstract

Cuestionar el género, al comprender que las preguntas sobre el género son políticas, es una de las implicaciones centrales de las epistemologías feministas. El propósito de este artículo es llamar la atención sobre cómo una perspectiva de género puede cuestionar algunos marcos dominantes sobre la educación ciudadana y discutir diferentes formas en que la teoría feminista puede ayudarnos a democratizar la práctica de la educación política. Comenzamos por conceptualizar la política como una práctica relacional, un lugar “en medio”, en el que el poder se entiende como acciones concretas encarnadas, y lo personal se reconoce como político. Luego examinamos tres nociones clave asociadas con la educación política: ciudadanía, participación y derechos a través de la lente de la teoría feminista-relacional, cuestionamos sus posibles deficiencias e identificamos paradigmas de educación política que permiten no solo la comprensión crítica, sino también la transgresión. Concluimos sugiriendo formas en que la teoría feminista-relacional puede ayudarnos a reconsiderar la educación política, democratizando aún más a quiénes cuidamos, qué cuidamos y cómo cuidamos.

Questioning gender – by understanding that questions about gender are political - is one of the core implications of feminist epistemologies. The purpose of this article is to draw attention to how a gender perspective can question some dominant framings on citizenship education, and to discuss different ways in which feminist theory can help us to democratise political education practice. We begin by conceptualising politics as a relational practice, a place “in-between”, in which power is understood as concrete embodied actions, and the personal is recognized as political. We then examine three key notions associated with political education: citizenship, participation, and rights through the lens of feminist-relational theory, we question their possible shortcomings and identify political education paradigms that enable not only critical understanding, but also transgression. We conclude suggesting ways in which feminist-relational theory can help us to reconsider political education, further democratising who we care for, what we care for and how we care.